viernes, 27 de febrero de 2015

EL PROYECTO DEFINITIVO


Antes de la Gran Vía: la casa del cura a la derecha y el edificio Metrópolis a la izquierda, en construcción

José Francos Rodríguez


En 1897 los arquitectos municipales José López Salaberry y Francisco Octavio Palacios fueron encargados de hacer un nuevo proyecto y en 1899 presentaron su Proyecto de reforma de prolongación de la calle de Preciados y enlace de la plaza del Callao con la calle de Alcalá.

Los herederos de Velasco les acusaron de copiar el proyecto de éste, pero la acusación fue desestimada, aprobándose el nuevo plan el 2 de julio de 1901. En él se proponía la realización de la obra dividiéndola en tres tramos: Avenida A (534 metros), desde la plaza de san Marcial (actual calle de los Reyes) hasta la de Callao; el Bulevar (409 metros), desde Callao hasta la Red de San Luis y Avenida B (417 metros), desde la Red de San Luis hasta la calle de Alcalá. La longitud total sería de 1.316 metros y el ancho de 25 metros, salvo el bulevar que tendría 35 metros.

Comenzaba así la que se convertiría en una de las mayores intervenciones urbanísticas del Madrid de la época. Con ella se lograría, según constaba en el proyecto, la comunicación directa entre los barrios de Argüelles y Salamanca; la descongestión de la Puerta del Sol; la desaparición de todo un cúmulo de calles estrechas y antihigiénicas y un más cómodo enlace entre las estaciones de Atocha y Príncipe Pío.

Aunque el proyecto de obras fue aprobado el 21 de agosto de 1904, los trabajos no comenzaron de inmediato debido a la oposición de los vecinos y comerciantes de la zona y a las dificultades financieras. En tres subastas sucesivas de obras, en 1905, 1906 y 1908, no hubo ningún postor, hasta que en 1909 se adjudicaron al banquero francés Martín Albert Silver por 29 millones de pesetas, firmándose la escritura el 19 de febrero de 1910 por el alcalde de la ciudad, José Francos Rodríguez.


miércoles, 25 de febrero de 2015

COMIENZO DE LAS OBRAS




Las obras comenzaron por fin el 4 de abril de 1910, con la presencia del alcalde, el presidente del gobierno, José Canalejas, y la familia real encabezada por el rey Alfonso XIII, lo cual da idea de la importancia que se dio a la obra en su época. La familia real se acomodó en una tribuna situada junto a la «Casa del Ataúd» (donde hoy está el Edificio Metrópolis) y adornada con tapices de la serie de la historia de Absalón de la Real Fábrica de Tapices.

Además del rey, asistieron la Reina Madre, María Cristina, las infantas Isabel y María Teresa y el príncipe Adalberto de Baviera. También se dispusieron otras dos tribunas, una para miembros del Ayuntamiento y otra para el Cuerpo Diplomático, ambas adornadas con tapices de la serie de los Faetones.

A las once de la mañana llegó el rey acompañado de su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg y, tras escuchar la Marcha Real y los discursos del alcalde y del presidente, descendió de la tribuna real, se dirigió a la Casa del Cura, anexa a la iglesia de San José, y comenzó su demolición con una piqueta de plata que le entregó Martín Silver. Los obreros comenzaron inmediatamente a trabajar. El primero de ellos se llamaba Álvaro Guadaño.

El proyecto de construcción contemplaba la demolición de gran cantidad de caserío, incluyendo varias iglesias, y la desaparición o transformación de numerosas calles. El área afectada sería de 142.647,03 m², que incluían 358 fincas y 48 calles, construyéndose 32 manzanas nuevas. Según los datos conservados, se demolieron 312 casas, se nivelaron 44 lotes de terreno, se desenlosaron 8.856 metros de aceras y se deshicieron 26.365 m² de empedrado y adoquinado y se quitaron 14.335 metros de cañerías de agua y de gas y 274 farolas. Para ello se transportaron y nivelaron 61.799 metros cúbicos de escombros y 31.997 de terraplenes.

Las operaciones de demolición comenzaron de inmediato, tras la inauguración. Este primer tramo acabaría su ejecución cinco años después de su inauguración: octubre de 1915. No obstante el tramo se abrió al paso el 28 de octubre de 1917 y la entrega oficial por el contratista no se hizo oficial hasta 18 de junio de 1924. Previo a la construcción y derribo de casas se denominó al primer tramo como Avenida B. Tras la muerte del conde Peñalver en 1916, el Ayuntamiento decidió renombrar el tramo en su honor.

El primer tramo de la nueva avenida correspondía al eje de la calle de San Miguel (paralela a la calle del Caballero de Gracia) y sus obras correspondían a la demolición de la primera línea de fachadas de esta calle a lo largo de la misma. En el año 1911 (un año después de la inauguración) finalizaron las demoliciones de las sesenta y seis casas de este tramo. Tras ello se procedió a la realización de desmontes y terraplenes. Era muy popular ir a visitar "la obra", por esta razón muchos madrileños se acercaban desde Alcalá para ver la evolución de las obras de modernización. Tras la realización de los desmontes y el terraplenado se produjo la construcción de las alcantarillas de servicios y las subastas de las nuevas manzanas. Este tramo será el más estrecho de los dos restantes.

Entre los edificios demolidos cabe destacar el antiguo Colegio de Niñas de Leganés, denominado así en honor a uno de sus principales protectores: el general Espínola (Marqués de Leganés); el palacio Masserano, lugar donde vivó Víctor Hugo en su infancia y que luego albergó la famosa fonda de Genieys y que posteriormente se convirtió en la sede del periódico titulado El Heraldo de Madrid; el palacio de la duquesa de Sevillano, la casa Astrearena, la casa del Ataúd, que se denominaba así popularmente por lo estrecho de su fachada entre las calles de Caballero de Gracia y la calle de San Miguel.

El trazado del primer tramo, tal y como se ideó en el proyecto, transcurría en línea recta en ligera cuesta, desde la casa del cura hasta la Red de San Luis. El Oratorio del Caballero de Gracia (entre las calles Gran Vía n.º 17 y Caballero de Gracia n.º 5) fue una de las primeras polémicas con la que se encontró el proyecto de construcción del primer tramo, debido en parte a que el testero del templo se encontraba en medio del trazado en línea recta. La necesidad inicial establecida de tener ejecutar cada uno de los tres tramos en línea recta, hace que el edificio de Juan de Villanueva (construido en 1786) que contiene el Oratorio tuviera que ser derribado por interceptar su trazado. La nueva fachada fue diseñada por Custodio Teodoro Moreno desde 1826 a 1832. La importancia de esta Iglesia centraba su atención en que se encontraba una imagen de la Virgen de Gracia así como los restos de Jacobo de Grattis (Caballero de Gracia).

Existían varias razones para no derribar el Templo. Por un lado, la Virgen de Gracia era muy adorada en el Madrid de la época. A esto se añadía que el derribo de un templo no era popular. Menos aun un templo realizado por el arquitecto Juan de Villanueva. Por lo tanto, tuvieron los ingenieros que verse obligados a modificar el trazado recto inicial, curvando ligeramente su trazado hacia el norte, evitando de esta forma el templo que muestra su pseudo-fachada norte a la avenida.

Posteriormente se enlosaron 18.777 m² de acera, se adoquinaron con granito 35.616 m² y se asfaltaron 11.373 m²; se construyeron 2.502 metros de alcantarillas y se canalizaron 1.315 metros para acometidas de agua, gas y electricidad, así como 7.024 metros de tubo de plomo. También se instalaron 174 sumideros de incendios y tomas de agua, 219 farolas a gas y 66 lámparas con candelabros.

miércoles, 18 de febrero de 2015

CONSTRUCCION: PRIMER TRAMO


La calle de Alcalá antes de la Gran Vía




El primer tramo, entre la calle de Alcalá y la de Montera se realizó entre 1910 y 1915. El 28 de marzo de 1917 se comunicó oficialmente que las obras estaban acabadas, aunque la entrega definitiva se produjo el 18 de julio de 1924. Denominada en el proyecto Avenida B, recibió el nombre de calle del Conde de Peñalver, en homenaje al alcalde que firmó el comienzo de las obras (hoy en día está denominación corresponde a otra calle de la ciudad).

Para su construcción se demolieron importantes edificios, como el colegio de Nuestra Señora de la Presentación (conocido popularmente como "de las Niñas de Leganés"), el Palacio Masserano, el Palacio de la duquesa de Sevillano o la llamada, por su estrechez, Casa del Ataúd, en la esquina con Alcalá.

En la manzana 289, donde hoy el Edificio Metrópolis estaba la Casa del Ataúd. En la 293 está el Oratorio del Caballero de Gracia. La pequeña manzana 295 estaba ocupada enteramente por el palacio de la duquesa de Sevillano. En la 297 estaba el Colegio de las Niñas de Leganés. La manzana 302 perdió su extremo sur, que ocupaba gran parte de la Red de San Luis, con lo que ésta aumentó su superficie.

En sustitución de las derribadas, se crearon seis nuevas manzanas, sobreviviendo sólo el oratorio del Caballero de Gracia, cuyo ábside, que quedó al descubierto al ser derruida la casa que lo tapaba, es hoy en día visible desde la Gran Vía.

También desapareció la calle de San Miguel, que sirvió de guía para la construcción de este primer tramo y que discurría por lo que hoy es la parte sur de la calzada de la actual avenida, y se modificaron otras nueve. En este tramo, todos los edificios construidos dedicaban sus primeras plantas a comercio y oficinas.

En el Madrid de la época se sintió la propagación de una epidemia de gripe de 1918-19 que afectó a los barrios obreros cercanos. Esta gripe afectó al número de obreros de construcción necesarios para el desarrollo de las obras de edificación. En el primer tramo se establece el edificio que posee la joyería Grassy, construido entre 1916 y 1917. En el número dos se encontraba el edificio del círculo social de la Gran Vía (La Gran Peña), sociedad creada en 1869 en el Café Suizo. En este edificio se encuentra en la actualidad la placa dedicada a la inauguración de la Gran Vía. Influido por la calle de Alcalá (centro financiero de comienzos del siglo XX), se instalan entidades como Previsores del Porvenir como en el edificio del nº 2 diseñado por los hermanos Feduchi: Luis y Javier.

En la actualidad este edificio es propiedad de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. El número doce de la avenida levantado por la desaparecida Sociedad Inmobiliaria Villa de Madrid, posee en sus bajos el célebre Bar Chicote. En este tramo hubo otros bares americanos famosos como: el Abra (ubicado en los bajos del nº 9) y el Pidoux. Hubo igualmente tiendas como la Papelería Vallejo (nº 11) especializada en instrumentos de dibujo. El edificio del número trece está dedicado al Casino Militar, inaugurado por Alfonso XIII en el año 1918.

En el diecisiete se encuentra el ábside del Oratorio del Caballero de Gracia, esta falsa-fachada fue diseñada por el arquitecto Carlos Duque. En el número 19 de esta calle se edificó el 15 de mayo de 1921 la sede de los Almacenes Rodríguez, encargada a Modesto López Otero. Este edificio se derribó en 1977 siendo el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo. El número veintiocho, construido entre los años 1918 y 1924, es dedicado al Círculo de la Unión Mercantil. En el número 22 se encuentra el edificio Zuazo construido en 1919 fue la sede del Banco Matritense, proyectado por Secundino Zuazo. Ya en la Red de San Luis, entre las calles de Hortaleza y Fuencarral existe una casa que se denomina casa Astrearena debido al nombre de su propietario, esta casa dio origen a un proverbio madrileño: «Como casa Astrearena, mucha fachada y poca vivienda». En la actualidad algunos de los edificios son propiedad de la Comunidad Autónoma de Madrid y cumplen funciones burocráticas especiales.

domingo, 15 de febrero de 2015

DERRIBOS DEL PRIMER TRAMO


Como se observa en el plano, este Tramo se desarrolla sobre el eje de la Calle de San Miguel y las primeras casas en derribarse son las dos que están en la esquina de la calle de las Torres con Caballero de Gracia. Toda la parte sombreada fue inicialmente la destinada a los derribos, esto es todos los edificios situados entre las calles de la Reina y Caballero de Gracia fueron demolidos, con la excepción del Oratorio del Caballero de Gracia además de los núms. 2, 4 , 6, 8 y 12 de la Calle de Hortaleza.

Según el contrato las obras deberán ser terminadas en un plazo de tres años y entre los edificios más salientes que desaparecen, figuran:

Justo delante del actual edificio Grassy, en el número 1 de la Gran Vía, se levantaba el palacio de la duquesa de Sevillano que fue uno de los primeros edificios en ser desalojados y derribados para dar paso a la futura Gran Vía.

El Colegio de Nuestra Señora de la Presentación, situado en la calle de la Reina núm. 16 y llamado vulgarmente Colegio de Niñas de Leganés, debido al mecenazgo del Sr. Andrés de Spinola, quien en 1630, viendo la desgraciada suerte de muchas niñas huérfanas que recorrían las calles de Madrid, fundó el Recogimiento de las niñas desamparadas de Ntra. Sra. De la Presentación, al que dotó de unas casas que poseía en la calle de la Reina, dando su patronato a su primo el marqués de los Balbases y sucesores, con la prevención de que en las ausencias del patrono ejerciera este cargo el marqués de Leganés, lo que ocurrió a mediados del siglo XVII y por esta razón adquirieron el nombre de Niñas de Leganés. En el momento de su derribo el patronato lo ostentaba el duque de Sexto (que también era marqués de Leganés).

El Colegio se dedicaba a recoger y educar a las niñas desamparadas de 6 a 10 años y para entrar en él había que cumplir varios requisitos: gozar de buena salud, ser inteligente, no tener defectos físicos... Pero quizás lo más sorprendente es que se debía elegir preferentemente a las niñas más hermosas ya que se consideraba que, a causa de su belleza, debían enfrentarse a mayores peligros en la vida y tenían más posibilidades de “perderse” que las demás niñas en su situación. A las niñas se las educaba para ingresar en alguna organización religiosa, tener algún oficio que les permitiera vivir decentemente o para conseguir un buen matrimonio. La indudable calidad arquitectónica de la iglesia, su airosa cúpula y el valor de su retablo y pinturas murales no fueron razones suficientes para la concesión de un indulto como el que había salvado al Oratorio del Caballero de Gracia.



Aquí se aprecia el estado de los trabajos de construcción de la nueva calle a mediados de 1910, con el solar vacío del primer número de la Gran Vía en el que ya se reconoce el chaflán curvo del edificio Grassy y, al fondo a la derecha, el edificio del Colegio e Iglesia de las Niñas de Leganés.

El palacio de la condesa de la Vega del Pozo, con fachada a las calles de San Miguel y Caballero de Gracia.

El palacio del ganadero conde de Santa Coloma, marqués de Cañete, Gramosa, Vallehermoso, etc.; con fachada a las calles de San Miguel, Hortaleza y de la Reina.

El Palacio de Masserano, situado en el núm. 8 de la calle de la Reina era un caserón del SXVII que fue hogar de Víctor Hugo entre 1811 y 1813, pues su padre el General Hugo pertenecía a las fuerzas invasoras napoleónicas. Posteriormente se instaló en este edificio la Fonda Genieys famosa por la calidad de su gastronomía y en dicha fonda estuvo alojado Rossini en 1831 y durante su permanencia en ella escribió La Passeggiata dedicada a la Reina Maria Cristina y el Sabat Mater que fue estrenado en Madrid en la Iglesia de San Felipe el Real, la tarde del Viernes santo de 1832. Posteriormente se instaló allí la primera redacción del Heraldo, un colegio, un Circulo Republicano y el Salón Zorrilla.

En la Calle del Clavel, el palacio de la condesa de Jaruco de origen cubano y que hospedó a la Sra. Junot esposa del Mariscal Junot, gobernador de Madrid durante la invasión francesa.

La casa núm 2 de la calle de Fuencarral (Palacio de Astrearena) donde tiene su domicilio social el Centro Asturiano y la del típico Parador de Barcelona en la calle de San Miguel 27.

El Gran Hotel de Roma situado en Caballero de Gracia num. 23, inaugurado a finales de 1883 era uno de los mas lujosos y confortables de Madrid.

La famosa casa de Astrearena, situada en la Red de San Luis y que según se comentaba tenía más fachada que vivienda, aunque ocupaba un solar de 32.000 pies cuadrados. Se construyó hacia 1745 y tenía fachada a las calles de Fuencarral, Caballero de Gracia y Hortaleza. Pegada a ella por su parte posterior la casa del marqués de Vallejo, con fachadas a las calles de Fuencarral (núm. 4) y Hortaleza (núm. 2) y en la que vivía el Sr. Cánovas del Castillo antes de que como Presidente de la República se trasladara al palacete de la Huerta del Osuna situado en la antigua Plaza del Obelisco hoy Plaza de Emilio Castelar.

martes, 10 de febrero de 2015

LA IGLESIA DE SAN JOSE Y LA CASA DEL CURA



"Casa del Cura" en la actualidad

La iglesia de San José es el único resto subsistente del gran convento de Carmelitas Descalzos, el mas importante que tuvo la Orden en su rama masculina, fundado el 25 de enero de 1586 por orden de Fray Nicolás de Jesús y María, con autorización del cardenal Gaspar de Quiroga y Vela, aunque el establecimiento no fue hasta septiembre de 1605, cuando se acabaron las obras cuya primera piedra puso el Nuncio Gaetano. El terreno para la construcción del templo fue comprado por el convento a Baltasar Cataño, mercader genovés que era el dueño de la vecina Casa de las Siete Chimeneas (donde hoy esta el Ministerio de Cultura). El templo fue dedicado a San Hermenegildo por decisión personal del rey Felipe II. El primer prior se llamaba Fray Ambrosio Mariano. Este primitivo templo, que tenia importantes capillas fundadas por las mas importantes familias de la nobleza, fue derribado en el siglo XVIII para construir en su lugar el actual.

Las obras del nuevo templo se concluyeron en 1742 cuando “la circunstancia y dificultad del carácter absolutamente madrileño de su barroco y de su rococó, en los años que otras orientaciones italianas y francesas se ofrecían en el de San Justo (hoy “iglesia pontificia”) y en las Salesas Reales, y mas aún en el Real Palacio”. Las trazas fueron de Pedro de Ribera, hay quien la considera su obra póstuma, pero también pudieron trabajar en ella otros artífices, como el maestro arquitecto José Arredondo y el maestro de obras Fausto Manso.

La Desamortización de Mendizábal expulso en 1836 a los carmelitas del templo y convento, que quedaron vacíos y sin uso hasta que se trasladó al templo la parroquia de San José, que había estado rotando por Madrid, primero en el Salón Teatro de Don Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías, después en el Hospital de los Flamencos en la calle San Marcos y luego en la iglesia de “las Góngoras” hasta que vino a esta sede por Real Orden de 20 de junio de 1842. En cuanto al convento, este sería derribado en 1870 y en su solar se construiría el famoso Teatro Apolo inaugurado el 23 de marzo de 1873, dedicado al género lírico, donde se estreno años mas tarde “La verbena de la Paloma”. En 1929 el Teatro fue a su vez derribado para construir la sede del banco de Vizcaya, hoy el inmueble lo ocupa el Área de Gobierno de Hacienda y Administración Pública del Ayuntamiento de Madrid. Cuenta el cronista de Madrid, Antonio Velasco Zazo que lo que en este templo adquirió mas popularidad “fue el atrio enverjado y famoso, maravilla de los de su tiempo, porque la moda y el señorío le favorecieron grandemente, lo mismo en las festividades de tradición que en la misa dominical de las doce”

El templo sufrió alteraciones, especialmente con motivo de la construcción de la Gran Vía, afectando las reformas más a la fachada que al interior. Desapareció la pequeña lonja, que aparece en la fotografía superior, que se levantaba sobre unas gradas y que tenia un pequeño balconaje y se elevaron los cuerpos laterales hasta igualarse con el central, al objeto de “fusionarla” arquitéctonicamente con la nueva “Casa del Cura de San José” que da la vuelta la vecina calle de Marqués de Valdeiglesias, con lo que la iglesia perdió, según Tormo, sus anteriores “proporciones graciosas”. El autor de esta reforma, construcción de la nueva “Casa del Cura” y homogeneización con la fachada de la iglesia fue el arquitecto Juan Moya e Idígoras, en 1912 4. Por esta fecha, parece que se colocaron a los lados de la imagen de la Virgen del Carmen, otras dos imágenes en yeso, un San Hermenegildo, primer patrono de este templo y un San José, su actual dedicación, que hoy, desplazadas de sus hornacinas, se encuentran en atrio interior que da acceso al templo.
Por último, antes de proceder a la descripción del templo, recomiendo a los interesados en las leyendas de Madrid, reales o inventadas, la lectura del inquietante relato del célebre cronista de la Villa, Pedro de Répide que lleva por título "La dama de la rosa" y cuyo punto final del cuento sitúa el autor precisamente en esta iglesia de San José.

El exterior se encuentra, como hemos dicho, muy alterado por la reforma de 1912. Consta de un gran cuerpo central rematado por un frontón triangular, decorado con florones en la parte superior central y a los lados y que se curva en la parte central inferior. En la zona baja de la fachada se encuentran las tres puertas de acceso resguardas por sendas rejas forjadas por el herrero Juan Gil en el siglo XVIII. Los arcos de las puertas son de medio punto, la central rematada por un pequeño óculo con el escudo del Carmelo, mientras en los laterales hay molduras decorativas. Sobre la puerta central hay una gran hornacina que acoge una bella escultura de la Virgen del Carmen 5, obra de Roberto Michel, (1720-1786) escultor francés afincado en Madrid en el siglo XVIII, que llegó a ser Escultor de Cámara de Fernando VI y Carlos III y Director de la Real Academia de Bellas Artes, mas conocido por ser el autor, entre otras obras, de los leones que arrastran el carro de la diosa en la cercana fuente de La Cibeles si como de los erotes y otros adornos de la no tan lejana Puerta de Alcalá. A los lados de la Virgen penden dos grandes faroles que, según cuenta don José del Corral, costeó encendidos durante toda su vida doña Josefa Libermour y Heredia 6 , esposa (¡...?) del célebre banquero don José de Salamanca y Mayol.

Sobre esta hornacina hay un frontón curvo muy historiado, decorado con florones. A los lados se advierten sendas repisas donde en un tiempo estuvieron las esculturas citadas de San José y de San Hermenegildo. Sobre la hornacina hay una ventana que ilumina la nave central rematada por una moldura quebrada y encima hay otro gran elemento decorativo de cierta elegancia y suntuosidad, que no hacen descabellada la suposición de la atribución de esta portada a Ribera. Los cuerpos laterales,elevados en la reforma de 1912, para homologarse con la nueva construcción son mas simples, advirtiéndose perfectamente donde empieza la parte nueva.

lunes, 2 de febrero de 2015

SEGUNDO TRAMO





El segundo tramo, El Bulevar, entre la Red de San Luis y Callao, se realizó en los siguientes cuatro años, entre 1917 y 1922, aunque la entrega definitiva de obras fue el 20 de agosto de 1927. Se denominó avenida de Pi y Margall, en recuerdo del que fuera presidente de la Primera República Española.

Para la construcción de esta segunda fase se tuvieron que demoler 125 fincas y cuatro calles, transformándose otras trece. Entre ellas desapareció todo el tramo de la calle Jacometrezo que iba desde la plaza de Callao hasta la Red de San Luis, ya que su trazado sirvió de guía aproximada para la construcción de este segundo tramo.

En la manzana 343 estaba la iglesia de San Luis, que dio nombre a la Red de San Luis y que sobrevivió a la construcción de la Gran Vía pero fue destruida durante la Guerra Civil. También en esta manzana, en el número dos de la calle de Jacometrezo, estaba la casa por la que se pagó el precio más alto en las expropiaciones de la Gran Vía: 770.439 pesetas.

En 1921, antes de finalizar las obras, se constató que el bulevar arbolado del proyecto original dificultaría el tráfico rodado, por lo que se decidió suprimirlo. Se construyeron en este tramo doce manzanas nuevas, una de las cuales alberga el Edificio Telefónica, que en su época fue el rascacielos más alto de Europa. En 1922, Horacio de Echevarrieta y Mauri se hizo cargo de las obras de construcción de la Gran Vía, en sustitución de Martín Albert Silver.

El segundo tramo de la Gran Vía discurre desde la Red de San Luis (intersección de las calles de la Montera y Gran Vía) en meseta hasta la plaza del Callao. Sus obras de demolición comienzan el 4 de febrero de 1917 y transcurren a lo largo de la calle Jacometrezo. Esta vieja calle era de mayor longitud y más poblada que la de San Miguel. Se respetaron la mayoría de las calles perpendiculares. En este tramo se derribaron 125 fincas, y desaparecieron las siguientes calles: Jacometrezo (fue derribada parcialmente ya que existe en la actualidad), así como las calles de San Jacinto, Leones, y Travesía del Desengaño. La demolición terminó a mediados de 1921. Las obras de infraestructura comenzaron de inmediato y acabaron en 1922. Este segundo trozo fue concebido más ancho, e introdujo más cambios que el primero. El nombre dado a este tramo es Avenida Pi y Margall mediante acuerdo municipal de 5 de abril de 1918, la Plaza de Callao se finalizaría el 20 de agosto de 1927. El tramo, que transcurre horizontalmente nivelado por la acrópolis de la ciudad fue ideado inicialmente como un bulevar, pero en 1921 el Ayuntamiento decide dedicarlo al tráfico rodado debido al creciente número de vehículos.

En el segundo tramo se ubican pronto el domicilio social de importantes compañías españolas, entre ellas sobresale la Telefónica Nacional de España. El Edificio Telefónica (situado en Gran Vía 28) se comienza a construir entre 1926 y 1929, y fue el primer rascacielos construido en Europa, además del rascacielos más alto de Madrid desde esa fecha hasta 1953, en que el Edificio España, a una distancia de casi medio kilómetro, en la plaza de España, le arrebató el puesto. Los Hoteles dominaron este tramo desde sus inicios, el Hotel Gran Vía (nº 25) se construye entre 1920 y 1925 bajo el diseño de Modesto López Otero, en sus bajos estuvo durante la década de los noventa la tienda Madrid Rock.

En el número treinta se encuentra la única casa proyectada por el arquitecto López Salaberry (en colaboración Teodoro Anasagasti) por encargo del marqués Fontalba. En los bajos de este edificio se estableció el Antiguo Teatro Fontalba inaugurado el 21 de octubre de 1924, representándose La verdad sospechosa de Jacinto Benavente. En 1954 se derribó el edificio teniendo el honor de ser la primera casa derribada en la Gran Vía. La fachada permaneció y en 1992 es reformado con una fachada de cristales oscuros por el arquitecto Federico Echeverría Sainz. En los bajos del treinta y uno (casa Patuel) se establecía el Café Zahara. El segundo tramo fue desde sus inicios afectada por la moda emergente en los años veinte: los centros comerciales como lugares de consumo.6 Uno de los primeros locales comerciales en construirse en este tramo es la casa Matesanz (número 27) que en 1923 diseña el arquitecto Antonio Palacios Ramilo. En sus bajos se encontraba el Café Spiedum famoso en las décadas de los cuarenta y cincuenta por sus terrazas. El número treinta y dos se establecieron en 1924 los Almacenes Madrid-París en un edificio de mayor tamaño que la de Matesanz. En 1933 tras su quiebra dejara lugar a los Almacenes SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos) inaugurados por Asuara (abiertos hasta octubre de 2002). Alojará una cadena de radio desde la que se emitirán los programas de más audiencia.36 Las cadenas de emisión radiofónica, como la Cadena SER llevaban emitiendo desde comienzos de los años treinta. Otro de los cafés de este tramo fue el Fuyma, un local de tertulias y terraza en los periodos veraniegos. Esta terraza vivió el esplendor de los treinta y acabó cerrando en 1995.

Siguiendo la tradición librera de la calle Jacometrezo, en 1923 se construye el edificio de la Casa del Libro, se trata de una de las primeras grandes cadenas de librerías en Madrid, sede de la editorial Espasa-Calpe. En el edificio, obra del arquitecto José Yarnoz Larrosa se establece la redacción de la Revista de Occidente, que permaneció operativa hasta 1936. La Unión Relojera Suiza fue fundada por Alejandro Grassy en el año 1923 con el objetivo de representar a las más importantes fábricas suizas de relojería. Muy popular se hizo la expendedora de lotería "Doña Manolita" que desde 1931 se estableció en el número 31.

Los proyectos urbanísticos de modificación del trazado no cesaban de surgir, a pesar de estar la ciudad en obras. Un ejemplo se puede ver en el ingeniero José Luis Oriol, que durante el proceso de derribos del segundo tramo: en 1919, presenta una nueva propuesta de operación viaria, desde la glorieta de Bilbao presenta un ensanche similar al realizado pero que une con la de Callao (por aquel entonces no se había edificado en Palacio de la Prensa). Este plan fue criticado por la Junta Consultiva del Ayuntamiento y finalmente desestimado por conducir todo el tráfico del norte a la puerta del Sol, algo que se quería evitar desde sus inicios.

El ambiente social y financiero durante la construcción de este tramo coincide con el periodo de los felices años veinte. El empleo del automóvil va creciendo a un gran ritmo, sobre todo desde el final de la Primera Guerra Mundial. Aparece el teléfono como nuevo medio de comunicación, substituyendo a la telegrafía. Los conceptos de la City Beautiful que inspiraron al primer tramo, dan paso a la novedosa escuela de Chicago. En arquitectura se comienza a emplear nuevos materiales como el hormigón armado. Los gustos artísticos han cambiado desde el comienzo de los derribos, y de la moda del historicismo se pasa a la predilección del futurismo.