martes, 23 de diciembre de 2014

MANZANAS AFECTADAS

Manzanas de la zona antes de la construcción de la Gran Vía

PRIMER TRAMO


MANZANA 289: limitada por Alcalá, la desaparecida Plazuela de la Paja, Peligros y Caballero de Gracia. En esta manzana estaba el convento de las monjas comendadoras de la orden de Calatrava, del que queda actualmente el único resto de su templo. El único cambio que la Gran Vía introdujo en esta manzana fue hacia su ángulo calle de Alcalá con Caballero de Gracia, que avanzaba mucho más que hoy, cerrando lo que había de ser la Gran Vía. La última de sus casas que se ve dibujada en el plano y que hoy es calzada pública era la llamada Casa del Ataúd, por la forma de su plano. 

Esa casa desapareció íntegramente, como también la siguiente, y aun fue afectada otra pequeña y estrecha que alcanzaba salida a las dos calles citadas. Esa punta, muy retrasada entre Caballero de Gracia y Alcalá, fue solar del edificio entonces levantado para la firma comercial La Unión y el Fénix, y que después pasó a Metrópolis. Esas casas de esta punta de la manzana pertenecieron, en el siglo XVIII a Juan Bautista Girardelli, banquero de origen italiano que tenía también un palacio en la calle Fuencarral.

También en el siglo XVIII vivió en la manzana el Regente Valenzuela, y fueron dueños de casas el marqués de Villacastel, el de Balbuena, el de Alcañices, el de Villatoya y el duque de Maqueda, que no vivían en el lugar, sino en palacetes en otros lugares. Arrendaban sus propiedades o proporcionaban vivienda a sus allegados. Ocurría en estos lugares lo mismo que sucedió en Madrid en el siglo XVIII: asentada la Villa como Capital, numerosos nobles cambiaron sus residencias tradicionales ("sus estados") por espléndidas viviendas en Madrid

MANZANA 292: limitada por Jardines, Red de San Luis,  Caballero de Gracia y Peligros. La formaban cuarenta y cinco casas antiguas, y sus construcciones se vieron solo ligeramente afectadas en la parte que corresponde a la calle Peligros, que logró en el momento un ligero ensanche. En el siglo XVIII tuvo propiedad, no residencia, la marquesa de Floresta, y en el XIX, tuvieron casa y despacho los abogados Antonio Galindo Jayama y Luis Navarro Calvo, hacia 1867. También estaba en este lugar la pagaduría de Clases Pasivas de Manuel de Echarri.

MANZANA 293: limitada por las calles Clavel, Caballero de Gracia, Hortaleza y San Miguel. Manzana de 23 casas que desapareció enteramente. Cedió una pequeña parte de su solar a la calzada de la futura Gran Vía y dio el resto como lugar para las nuevas construcciones. En esta manzana se encuentra el oratorio del Caballero de Gracia, la gran obra dieciochesca que tenía adosada, por la parte de su ábside, una casita que daba frente a la calle de San Miguel. La Gran Vía hizo desaparecer esta casa, como toda la manzana, de la que únicamente ha quedado el recuerdo del oratorio debido a que su ábside quedó haciendo fachada a la Gran Vía. Primitivamente el arquitecto Carlos Duque le diseñó una falsa fachada, que luego fue sustituida por Chueca Goitia, consiste en dejar el ábside al descubierto el ábside.

En esta manzana estuvo la fonda de La Cruz de Malta, que tuvo sus días de gloria, sobre todo en las revueltas liberales que alzaron la fama de La Fontana de Oro. En el siglo XVIII tuvo prpoedades el acaudalado marqués de Murillo, que no vivía aquí, sino en la calle del Pez 

MANZANA 294: limitada por las calles Caballero de Gracia, Clavel, San Miguel y San Jorge. Las pocas casas de esta manzana están totalmente desaparecidas. Aquí estuvo, en la que fue la casa del Caballero de Gracia, Jacobo de Grattis, el convento fundado por este noble italiano, procedente de Módena, que llegó a España en el séquito de un enviado papal y aquí se quedó el resto de sus días. Él fundó el oratorio, el convento y el carmen Calzado en la calle del Carmen.

La Gran Vía unió esta manzana con la siguiente, la 295, que era independiente. En el siglo XIX vivió aquí el abogado y político Antonio Aparisi Guijarro, y tuvo su asiento la Compañía General del Comercio y la ferroviaria que explotaba la línea Córdoba-Sevilla. Igualmente, en esta manzana estuvo aposentada la Banca de Justo san Miguel y al que en sus días fuera célebre médico Bruno Agüero.

MANZANA 295: limitada por las calles Caballero de Gracia, San Jorge (hoy Víctor Hugo) y la desaparecida Plaza de la Paja. Se trata de una pequeña manzana de una sola casa que en parte es hoy calzda, en el encuentro de Gran Vía y Caballero de Gracia, y el resto solar de la casa que se levanta en dicha esquina. Cuando fue demolida esta casa, era el palacio de la duquesa de Sevillano, y lo era desde mediados del siglo XIX. Anteriormente había pertenecido al Hospital de Corte o del Buen Suceso, hasta que la desamortización puso en venta el edificio.

Se trataba de una gran casona carente de valor artístico, de tres plantas, y cuya fachada se ordena, como tantísimas otras de su tiempo, por unos balcones rítmicamente colocados. Cuando el derribo se produce, poseía y habitaba el palacio una nieta del duque de Sevillano, María Diega Desmissieres y Sevillano, nacida en 1852, soltera pese a su edad y posición social y financiera. Al parecer, la mujer estaba enamorada de Luis Bahía y Urrutia, un joven que era su apoderado general, mas él no llegó a saberlo nunca.

La duquesa se negó a la demolición de su palacio, agotando todos los caminos legales, y al no lograrlo marchó a Francia, negándose a volver a España. Sin embargo, volvió y se construyó un palacio moderno y magnífico en Guadalajara, donde hizo varias fundaciones caricativas.

MANZANA 296: limitada por Hortaleza, Reina, Clavel y San Miguel. La manzana, alargada, ha perdido parte por su fachada a San Miguel y algo para ensanchar Clavel. El resto son solares de 4 casas, de desiguales superficies, que aquí se han construido para la Gran Vía. En el siglo XIX hicieron célebre el lugar las cocinas del conde de Santa Coloma, que aquí vivía, cuyo aroma llegaba hasta la calle atrayendo a numerosas gentes de un Madrid que no se caracterizaba por comer demasiado bien. También estuvieron aquí la imprenta de Espinosa y las oficinas del canal de Isabel II.

MANZANA 297:limitada por las calles Clavel, San Jorge, Reina y San Miguel. Esta manzana estaba formada por cuatro grandes casas, donde se alojaron organismos y personajes de cierta importancia. Aquí estuvo el colegio de las Niñas de Leganés, nombre vulgar del colegio de Nuestra Señora de la Presentación, que no logró salvarse de los derribos por la construcción de la Gran Vía.

Estaba destinado este centro a recoger y educar a niñas desamparadas, y era preceptivo que se eligiera a las más bellas, a causa de los peligros que esa belleza  había de poner en su camino. Con el tiempo, hubo otras alumnas de pago, que comenzaron a ser atendidas en el siglo XVIII. Estuvo, mientras existió, en la calle de la Reina, esquina a San Jorge (hoy Víctor Hugo). La iglesia del colegio era una bella obra arquitectónica, atribuida a al hermano Bautista, el arquitecto de San Felipe el Real. El colegio expropiado se pagó en 460.000 pesetas.

Una de las alumnas del colegio, ya en el siglo XIX, que cantaba en el coro de la iglesia, llamó la atención de la duquesa Sofía, mujer del duque de Sesto, por su voz y su belleza. Su nombre era Elena Sanz. Pasado el tiempo, y ya rey Alfonso XII, cantó en el Teatro Real la ópera "La favorita". Pronto sería la amante del rey, al que dio dos hijos, Fernando y Alfonso. La historia fue patética, falleciendo Elena en París en 1898, víctima de la tuberculosis y en la pobreza.

Aquí también estuvo el palacio de la condesa del Jaruco, en los primeros años del siglo XIX, que fue amante de José Bonaparte. En el siglo XVIII tuvieron su palacio el conde Altamirano y el duque de Alba.

MANZANA 298:limitada por las calles San Miguel, San Jorge, Reina y de las Torres (hoy Marqué de Valdeiglesias. Manzana de trece casas que quedó afectada por reducción  en la parte de la fachada a la calle de San Miguel, adonde dejó parte de su sitio para aumentar la calzada de la Gran Vía, y en la esquina de la calle de las Torres. La manzana quedó muy reducida y su solar se dividió en espacio para dos grandes casas nuevas. En el siglo XIX estuvo aquí situada una casa de alquiler de caballos y también, con entrada por Reina, la posada de Barcelona, que tenía salida de cuadras trasera, de donde viene el nombre de plaza de la Paja al ensanche de cruce de calles.

MANZANA 300: limitada por las calles San Jorge (hoy Víctor Hugo), Reina, Clavel e Infantas.
Esta manzana estaba formada por catorce casas, y solo se vio cortada ligeramente para dar un breve ensanche a la calle San Jorge. En el siglo XVII ocupaba una tienda en la esquina de San Jorge y Reina la confitería del popular Ferrete, y en el siglo XVIII tuvieron aquí casas los conocidos Diego Altamirano y Manuel Gonzalo Ter de los Ríos.

MANZANA 301: limitada por las calles Hortaleza, Infantas, Clavel y Reina. Estaba formada por 28 casitas, y las demoliciones la afectaron levemente, llevándose una pequeña franja para ensanche de la calle Clavel. En el siglo XVIII tenían aquí posesiones Juan Bautista Girardelli, el conde de Fuenclara y los marqueses de Santiago (que vivió en la carrera de San Jerónimo) y de Buscayola, que tampoco residió aquí.

MANZANA 302: limitada por las calles Fuencarral, Infantas, Hortaleza y Red de San Luis.
Manzana de doce casas que solo fue afectada en su parte sur. En esta parte desapareció la Casa de Astrearena, de la que se decía que tenía "mucha fachada y poca vivienda". En los días de la expropiación pertenecía al marqués de Murillo. En esta casa, larga y estrecha, situada en un lugar tan céntrico y privilegiado, habían pasado diversos acontecimientos: aquí vivió Antonio Cánovas del Castillo en un piso grande y feo, lleno de libros, con una fotografía del rey Alfonso XII con esta dedicatoria: "A don Antonio, de una familia agradecida". El "Monstruo", como le llamaban amigos y enemigos, decidió casarse con la hija de los marqueses de la Puente y Sotomayor, que regalaron a la pareja la que había de llamarse "Huerta de Cánovas", al final de la calle Serrano llegando hasta la Castellana.

En la casa de Astrearena también nació "la Patti", la célebre diva, durante una estancia de sus padres. El siglo XIX hizo de la finca un local comercial, y así lo encontramos como sede de la Administración de los Ferrocarriles del Norte de España; de la compañía Porvenir de las Familias, una sociedad mutua de seguros de vida (1867); de la Unión Española, sociedad de seguros contra incendios...En una palabra, el reflejo de una sociedad que comenzaba a despertarse en negocios que otros siglos habían desconocido.

EN RESUMEN, este tramo fue tranquilo, de vidas serenas y calles casi aceptables que apens merecen ser ensanchadas. El destrozo originado por la construcción de la Gran Vía no fue demasiado grande, y a ello contribuyó el utilizar la calle de San Miguel como guía del proyecto.

SEGUNDO TRAMO


El segundo tramo corre desde la Red de San Luis hasta la Plaza del Callao, haciendo guía de él la calle Jacometrezo. Las obras se iniciaron en 1917 y terminaron en 1922, desapareciendo las calles de San Jacinto y la Travesía del Desengaño, y la casi totalidad de Jacometrezo. Fueron alteradas y reformadas, sobre todo en su parte de salida a la Gran Vía, las calles de Tres Cruces, Desengaño, Abada, Mesonero Romanos, Chinchilla, Salud, Travesía del Horno de la Mata, Hita, Plaza del Callao (que resultó muy ampliada y cambiada), Valverde, Horno de la Mata, Carmen, Hilario Peñasco y Leones. Las obras de este tramo afectaron a trece manzanas.

MANZANA 343: limitada por las calles Jacometrezo, Montera, San Alberto y Tres Cruces.
Una manzana de gran tamaño compuesta por veintisiete casas, en cuya parte sur se encontraba incluida la iglesia de San Luis, desgraciadamente desaparecida por la acción de bárbaros que confundían la política con el vandalismo. Solo la portada piedra de granito que aquella iglesia mostraba hacia la calle Montera se conserva: fue reconstruida en la calle de la Salud como entrada secundaria de la iglesia del Carmen.

También se encontraba en esta manzana el hospital de San Luis de los Franceses, que fue trasladado al barrio de Salamanca, donde permanece. En el siglo XVIII tuvo propiedades en esta manzana el conde de Salceda, así como la condesa de Moriana (que seguramente dio nombre a la plaza cercana), el conde de la Estrella y el conde de Baños. Los abogados Manuel de Carnevalli y Juan Domingo Ocón Aizpezolea residieron aquí en el siglo XIX.

MANZANA 344: frontera con la anterior, limitada por las calles Desengaño, Fuencarral, Jacometrezo y Flor. La calle Flor, desaparecida, no tiene ninguna relación con Flor Alta y Flor Baja, existentes más adelante en las cercanías de San Bernardo.

Fue una manzana de once casas que quedó enteramente destruida por la reforma urbana de la Gran Vía. Aquí estuvo el palacio del marqués de la Vega de Armijo, que en el siglo XIX fue Dirección General de Seguridad y un patronato dependiente de los condes de Murillo. En el siglo XVIII, el conde de Villasquina compró siete casas, para acomodarlas a propia residencia.

MANZANA 353

TERCER TRAMO


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